Si te importa, acepta solo lo mejor de lo mejor
A través del tiempo he evolucionado en mi pensar y mi comportamiento, he pasado por faces en las que fui demasiado enfocado y dedicado, extremo que me llevó a sentirme infeliz, también en el otro extremo de hacer las cosas sin motivación ni deseo, simplemente por cumplir, hacer las cosas con lo mínimo necesario, cosa que me llevó a sentirme mal y culpable de saber las tantas cosas que pude haber hecho mejor.
A qué viene esto, bueno voy a pasar paso a paso por mis diferentes puntos de vista a lo largo de mi vida para darme a entender mejor:
De niño mis padres siempre fueron exigentes con las cosas que debía hacer, razón por la que siempre, por muy desganado que haga las cosas, siempre las he hecho, de manera que en la escuela siempre me preocupe por presentar tareas, por entregar trabajos y cumplir, en mis otros compromisos siempre me he preocupado por saber que es necesario hacer y por dialogar lo que debo hacer para tener una barra por donde medir qué hacer de manera que pueda sentir en mi interior que “Lo hice, cumplí”.
Eso me enseñó algo importante, “Nada sucede si no actúas”, lo digo, porque en retrospectiva el hecho de hacer algo, por mínimo que sea y cumplir, hace que poco a poco vayas acumulando logros.
Aunque inconscientemente para ti pueden no ser nada o no ser gran cosa, el hacer algo y cumplir, hace que las cosas sucedan, y poco a poco todas esas experiencias son valiosas y útiles, te forma una imagen, y hasta ayuda tu autoestima, de manera que te sientes seguro ya que todo lo que has hecho lo has podido lograr porque al menos llegaste a cumplir.
De igual manera me enseñó una mala maña que no me di cuenta sino hasta mi primer empleo; esta maña era saber que si no me importaba o motivaba lo que estaba haciendo, solo iba a cumplir, y no haría nada fuera de lo mínimo necesario, claro si dialogaba lo que tenía que hacer y por X o Y circunstancias lo que estaba haciendo iba resultar mejor, yo lo iba a hacer, pero si no me motivaba simplemente era como cambiar la barra de cumplido a agregarle un paso más para “Cumplir”. Y la razón por la que esto no está bien es que es exactamente lo que un mediocre hace. Nunca fui mediocre en lo que me importaba, de hecho siempre di más en todo lo que me gustaba, vivía la informática en carne y hueso, y me conocían por esto, pero en todo lo demás me enfocaba en cumplir y ya.
En mi primer empleo me di cuenta que no solo mi área venia en juego, muchas de esas cosas que resté importancia por solo cumplir empezaron a volverse más importantes y tanto habilidades sociales como técnicas, estratégicas y de visión, afectaban lo que yo hacía, haciéndome consiente de que todo es importante, no solo lo que me gustaba, pero al estar cómodo con “cumplir” seguí haciéndolo a pesar de saber que podía dar más, y solo daba lo mejor en lo que me gustaba. Me llegué a sentir mal por esto, porque si eres consciente de que puedes hacer las cosas mejor, sugerir nuevas cosas y motivar el cambio, te convierte en un recurso más valioso y esto también apoya tu felicidad, ya que si te reconocen a tí o a lo bien que haces las cosas, te sentirás lleno; el saber esto y aun así solo cumplir, te mortifica.
¿Sabes cuál es el mayor problema en este estado?, Que llegar a este punto y ser consciente, es algo que te mortifica, pero a la misma vez no es suficiente como para hacerte cambiar, el gran peligro de este “estado de mediocridad es que es soportable”.
Esto llegó a su límite cuando me volví independiente, el lidiar con tantas cosas, personas, fechas, encargos, pagos y demás, agregó más tiempo que tenía que dedicar a cosas que no me gustaban y bueno, a dedicar más tiempo de mi vida a solo cumplir, por lo que pasaba más tiempo mortificándome con las cosas que podía hacer mejor, de manera que decidí cambiar, iba a dar lo mejor también en estas cosas que no me hacían sentir motivado, desde este punto el pasado era el pasado y ya era hora de cambiar.
Y fue cuando tomé el otro extremo, mi punto de vista había cambiado, pensé y concluí que conformarse con cumplir te priva de tu potencial, te aleja de lo extraordinario y quería ser lo que sentía que podía ser.
De repente me veía leyendo libros de cómo gestionar, influenciar y comunicarse con las personas, viendo tutoriales y artículos varios de gestión y marcas, viendo diferentes metodologías de cómo lidiar con proyectos y equipos, analizando no solo el trabajo, también las personas y el entorno social en el que se encuentran y dedicándole mucho tiempo a todo para que quedará mejor que solo “Cumplir”.
¿Cuál es el inconveniente con esto?, que si no es genuino, te agota.
No niego que este enfoque me sirvió de mucho, ya que aprendí muchísimo y descubrí nuevas cosas en otras áreas que también me gustaban, y gracias a estas cosas nuevas fue que decidí hacer mi maestría en gerencia y productividad; pero dar lo mejor, dar más, no siempre trae recompensas, gran parte del tiempo no es valorado por todos, y cuando llegas a sentir que los demás no lo valoran como deberían empiezas a cuestionar si vale la pena el esfuerzo, cuando te agotas por dar más, cuando amaneces por hacer eso que consideras lo mejor y entregar tu mejor esfuerzo, para que sea tratado de la misma manera que si lo hubieses hecho solo por cumplir, en ese momento te sientes infeliz.
Duré un año y algo con este enfoque, lo llamo el año donde ‘me tomé la vida demasiado en serio’, sacrifiqué mucho de mi tiempo para al final no sentirme feliz y el no sentirme feliz le ganó a dar lo mejor.
Yo puedo amanecer leyendo nuevos paradigmas, nuevos cambios, un buen artículo sobre la conducta humana, programando o terminando un proyecto, pero los ojos se me cierran solos si tengo que escribir un reporte largo, si tengo que hacer una documentación muy basta o si tengo una reunión en línea en la noche con un cliente en otra zona horaria para hacer revisiones. Si hago algo con lo que no me siento cómodo un día completo, luego llego a casa con solo deseo de darme un baño y dormir.
Tengo la suerte de que en mi área hay muchas cosas que me gustan, pero ya no pienso igual que antes, esos dos extremos a mi no me funcionan, valoro mucho si soy feliz con el proceso y por ende no pienso volver a uno de ellos, mas bien ahora pienso que es mejor dar lo mejor de ti inteligentemente, valorar el resultado, pensar a futuro y quienes están involucrados, para de esta manera poder distinguir si vale la pena dar lo mejor, sino cumplir de la mejor manera en donde no esté con ese sentimiento de que pude haberlo hecho mejor. Y si decido que voy a dar lo mejor para algo, aceptar entonces solo lo mejor de lo mejor.
Desde mi punto de vista ahora:
“Si te importa, da lo mejor, y si te importa, acepta solo lo mejor de lo mejor”.